La gente es una entidad curiosa. Ahora mismo me parece que la gente es un coñazo y otros días los admiro profundamente.
La gente llamada Mi familia me tiene la cabeza como un bombo. Uno le pide dinero a mi madre, mi madre no quiere dárselo y me dice a mí que se lo diga a mi hermana mayor. Bueno, como soy la comemarrones profesional (o sea, enfermera) pues voy a contárselo. Total, mi hermana reacciona muy mal (la llamaremos S como el símbolo del dinero) y dice que por huevos se lo va a dar y si no, que su hija no estudie y deje la carrera y trabaje o algo. Bueno, bueno... una pataleta a gritos y portazos como si tuviera 7 años en vez de 40 pasados. Y que se la liara la nieta a la abuela para darle pena. En ese momento, mi madre tendría su correspondiente ataque de nervios y así, entrarían en un pulso para ver quién aguanta más dando pena. Yo paso de ambas, así que a S le he dicho que no le van a dar dinero, que haga cuentas y en todo caso, busque opciones más baratas (hasta le sugerí alguna) y a mi madre que si quiere darle dinero que se lo de y si no, que se calle y no vaya a acabar en el hospital porque yo no pienso hacerle caso. Curiosamente las dos están bastante calmadas... de momento.
Mi hermana la menor, la llamaremos A porque tiene asma crónica (esta sí me da pena, pero ella no lo explota, más bien le dan pavor los hospitales porque le hacen gasometrías y vamos, parece ser que no es muy placentero que te pinchen en una arteria) no iba a venir en navidad pq no tenía claro para qué venía. De pronto, y sin seguir teniéndolo claro viene en Nochevieja lo que demuestra lo poco predecible que es mi familia. Lamentablemente, me perderé esta maravillosa cena en la que estará A, mi madre y uno o dos hermanos (no sé lo que pensarán en el último momento) y un montón de rusos con platos raros que valoran algo que ni sé lo que es.
No es que mi familia sea rusa, sino que mis dos hermanos se han liado con dos rusas dejando a sus mujeres e hijos, bueno, una historia tan bonita que merece una entrada de salsa rosa.
Pero con todo lo que me calientan la cabeza demuestro constantemente que los quiero o no me preocuparía tanto de ellos... supongo que son igualitos que mis pacientes: odiosos, demandantes, quejicas, borrachos, hechos papilla y nunca sabes por donde te van a salir pero... por todo eso me desvivo por ellos.
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Si es que llevas lo de la sanidad en el alma. ¿Qué habría sido de ti con una familia perfectamente sana y feliz? Te habrías mustiado como una plantita en manos de tu madre.
ResponderEliminar¡Feliz año nuevo!