domingo, 3 de enero de 2010

Pensar

Hoy mi N (lo llamo N porque es mi novio, pero como no estoy muy segura de que quiera el mismo futuro que yo también lo llamo no-novio o simplemente, el nada. En todo caso, N le va bien) me ha contado algo que vio en una película, algo que resume un poco el espíritu de la gente que a veces me rodea.
Un padre le dice a su hijo: hijo mío, la vida es como una naranja. El niño le dice: ¿y eso qué significa? Entonces el padre le explica que cuando sea mayor, lo hablará con él y lo entenderá. Años más tarde, el padre está en su lecho de muerte y el hijo le pregunta qué quiso decir con la naranja. El padre le contesta: No tengo ni puta idea.
Bueno, parece ser que la película intenta decir que no se debe pensar tanto, hacer analogías, hacer filosofía sobre sobre tu vida o el universo. N me lo decía muy contento para explicarme que no se debe pensar tanto y ser más feliz, vivir el momento presente y dejar de preocuparnos sobre tantas cosas que a diario nos atormentan. Sé que no parece mal consejo, pero hay en ese modo de pensar, o más bien de no-pensar un punto negro que a mí me entristece.
En la película Ágora aparece el mismo mensaje. Una filósofa piensa mucho para intentar descubrir cómo se mueven los astros en el cielo. En un momento dado de la película un hombre le pregunta a alguien que había escuchado durante mucho tiempo a la filósofa: ¿tú crees que la tierra es redonda o es plana? Entonces él contesta: Eso sólo Dios lo sabe. Igual que en el caso anterior, es la ignorancia, el no pensar, el no cuestionarse las cosas, el vivir el presente y ser feliz llenando tus pensamientos de la religión que haya en ese momentos. En esta película es el cristianismo, en la actualidad hay más culto al cuerpo, consumismo y ser mejor para tener un puesto mejor, una casa mejor, una esposa mejor... Promesas religiosas me parecen a mí. Felicidad a cambio de poner tu mente en estado neutro y positivo.
He leido ahora sobre Somalia en una revistita que me mandan los de una ONG a los que ayudo. En serio, apenas ojeo esa revista y la tiro o la regalo. Mi sensibilidad no me lo permite. Hacen tonterías como poner agua en campos de refugiados. Esa gente ni siquiera debería estar ahí, todo me parece al revés. Por eso les doy dinero pero intento no pensar mucho en ello. En realidad creo que la gente que está a mi alrededor le pasa igual. Dan dinero o no, y no piensan demasiado en las condiciones de vida de esa gente, en las guerras, en los delitos contra la humanidad. Porque si lo pensáramos nos quedaríamos diciendo: ¿y qué hacemos? Yo intento hacer lo mejor posible para mi entorno, con mi granito de arena, en el hospital... Pero sé que eso apenas es algo, apenas una escusa para dormir. Así que una gran parte de mí vive con la naranja.

2 comentarios:

  1. Cuando entrenan a un vendedor, le enseñan a callar a la gente y a obligar a los clientes a que tomen una decisión sin pensar. Quizá los que no quieren pensar sean sólo clientes a los que ya les han vendido la moto.
    Pensar a veces implica asumir que algunas cosas que nos preocupan, en un momento dado, no podemos solucionarlas. Pero saber que hay cosas que no sabes solucionar te hace estar atento a posibles soluciones que, de otro modo, no verías cuando las tuvieras delante. No habrían descubierto la penicilina si el que encontró el moho no estuviera buscando algo parecido. Haz preguntas e intenta responderlas.

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  2. Dijo uno que "there's not more common illness, nor more foolish, than getting bitter by the bitterness of the world"(no hay enfermedad más común, ni más absurda, que entristecerse con la tristeza del mundo).
    Tú no tienes ni la culpa ni la responsabilidad de lo que pasa en el mundo, y aún así haces algo a cambio. Eso ya es un grano de arena, cactusilla.

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